Uso y abuso del aceite de oliva
Como todo el mundo sabe, desde el campo a la gran distribución, la inestabilidad de los precios en el aceite de oliva es uno de los mayores problemas con los que se enfrenta el sector en su conjunto. A nadie se le escapa que este producto es, desde siempre, muy sensible a las oscilaciones de precios en origen y sobre todo se ve muy afectado cuando el consumidor considera que los mismos están por encima de lo que podría denominarse un “Precio razonable”.
Por desgracia, históricamente, el aceite de oliva se ha considerado un producto reclamo, utilizado con demasiada frecuencia en las cabeceras de góndola, con un punto de banalización, siempre con ofertas promocionales que rozaban en ocasiones por debajo de coste.
Gracias a las numerosas acciones promocionales llevadas a cabo por el propio sector, instituciones públicas y privadas, centros de investigación, etc…. cada día es más conocido y reconocido que el Aceite de Oliva Virgen Extra es una fuente de salud, con propiedades saludables que inciden de manera muy positiva sobre numerosas enfermedades del siglo XXI en el ser humano.
Y a pesar de estos avances y descubrimientos, todavía nos cuesta hacer llegar al consumidor que la diferencia entre un aceite de girasol y de oliva no está en el precio sino en su contenido.
Pero curiosamente, mientras que el consumidor se plantea en el lineal dudas a la hora de comprar una botella de aceite de oliva u otro, cuando va a comprar cualquier producto agroalimentario busca aquel que tenga como ingrediente principal el aceite de oliva, la decisión es clara: busca calidad y un producto saludable. Y buena prueba de ello lo saben las industrias de conservas de pescado, vegetales y otros numerosos productos alimentarios.
Hoy nos ha llamado la atención el último lanzamiento de la firma Upfield de una nueva receta de la margarina Flora Oliva, que según indica en la etiqueta está elaborada 100% con ingredientes vegetales, y no queremos entrar en valoraciones. Así, en su composición se puede leer que contiene: aceite de girasol, colza, oliva 8%, linaza, agua, grasa de palma, sal 0,4g, emulgente (lecitina de girasol), aromas naturales, colorantes (carotenos), vitamina D.
Sin duda que todas son grasas vegetales, pero en la etiqueta, y de manera llamativa, destaca que está elaborada con aceite de oliva, a pesar de que no es el ingrediente principal. Los expertos en marketing tienen claro que el consumidor elige antes un producto con aceite de oliva que con girasol.
En resumen, mientras que en el lineal nuestro aceite de oliva apenas si tiene su justo reconocimiento, en los productos agroalimentarios hay un claro abuso de la imagen de calidad y salud de nuestro “oro líquido”. Y si esta es la estrategia, ¿porqué no trabajamos por conseguir que el aceite de oliva esté cada vez más presente en la mayoría de los productos agroalimentarios elaborados? Una vía de comercialización que sin duda traerá mejores precios y reforzará la buena imagen de nuestros aceites de oliva.
Artículo publicado por Olimerca el 21/07/21